viernes, 9 de enero de 2015

Descubrí el  paisaje sin querer.
Cuando pensaba en mi vida en Mendiolaza.
Los juegos en el monte, entre los árboles, sobre las piedras.
Las caras asoleadas. El ombligo con tierra.
La complicidad del arroyo a la hora de la siesta.
El galope y los ladridos.
En el olor de los molles, de los aromitos.
De la tierra y la labranza.
 El brote, el canto de las caseritas.
Y los colores.
Pensaba en Mendiolaza, en el futuro.
En qué horizonte verán nuestros hijos.
 Los que vendrán después.
Y después.
Qué colores ansiarán quedar alrededor  y
Perdurar.
Qué juegos.
Qué brizas  y trinos añorados.
Qué enramadas  degradándose en el olvido.
Qué pastizales y frondas pereciendo.
Qué risas .Qué silencios.
Qué transcurrir del tiempo en armonía.
Qué colores
Y qué colores.                                           
Yiyi Etchemendy

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