Descubrí
el paisaje sin querer.
Cuando pensaba en mi vida en Mendiolaza.
Cuando pensaba en mi vida en Mendiolaza.
Los juegos
en el monte, entre los árboles, sobre las piedras.
Las caras
asoleadas. El ombligo con tierra.
La
complicidad del arroyo a la hora de la siesta.
El galope y
los ladridos.
En el olor
de los molles, de los aromitos.
De la tierra
y la labranza.
El brote, el canto de las caseritas.
Y los
colores.
Pensaba en
Mendiolaza, en el futuro.
En qué
horizonte verán nuestros hijos.
Los que vendrán después.
Y después.
Qué colores
ansiarán quedar alrededor y
Perdurar.
Qué juegos.
Qué
brizas y trinos añorados.
Qué
enramadas degradándose en el olvido.
Qué
pastizales y frondas pereciendo.
Qué risas
.Qué silencios.
Qué transcurrir
del tiempo en armonía.
Qué colores
Y qué
colores.
Yiyi Etchemendy
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