jueves, 1 de mayo de 2008

¿Cuándo el paisaje se convierte en memoria?



… cuando traspasa los límites de la contemplación y se convierte en un texto cuyo relato tiene voz propia. Es el instante en que adquiere vida, cuando se transforma en una entidad ubicada en el tiempo y en el espacio, producto de las relaciones entre los humanos y la naturaleza.
Una entidad habitada que adquiere significado a través de la mirada de quien la construye…    … el paisaje se convierte en memoria cuando se puede construir una biografía.(García, 2011, p.95)

Están allí las improntas del pasado dejadas por la dimensión humana y la actividad de la naturaleza, cambios y continuidades que nos relatan una historia cargada con derrotas y victorias, esplendor y decadencia.
El paisaje se convierte en memoria cuando, habitado por la experiencia o la contemplación, se vuelve a evocar, a trasladar al presente a relatar y a reinventar. Y en ese reinventarse, mezclarse con y en el tiempo presente es cuando comienza la construcción plástica.
 …….El pensamiento anula las distancias temporales y las espaciales. Permite anticipar el futuro. Reflexionar sobre él como si ya estuviera presente y recordar el pasado como si aún no hubiera desaparecido.(Arendt , p 107).
Particularmente creo que cuando uno elige un tema para desarrollar, como eje de una investigación plástica, hay algo más allá del simple gusto o búsqueda de las formas bellas o de lo expresivo. Hay un reconocerse en él, una cuestión de empatía en cuanto a forma orgánica, materialidad, tramas y sensaciones. Busco en la percepción del objeto de la experiencia sensible, en las apariencias, aquello que es compatible con el ser interior, el espíritu, la emoción.
 “La mano procura amoldarse al objeto material a fin de apresarlo bien; pero, a la vez, cada objeto material oculta una previa afinidad con una mano determinada”(Ortega y Gasset, 1914, p.12).
Para los aborígenes araucanos el hombre y la tierra comparten los mismos elementos materiales en su constitución: Tierra, minerales, oxígeno, agua….y por lo tanto la tierra y sus seres visibles o no, son dignos del mismo respeto.




Vuelvo a pensar en el diálogo con mi padre y se me ocurre, entonces que el paisaje natural, es transitorio. 
Como la existencia misma.
Quedará en algún lugar la imagen primera, la esencia misma del paisaje cuando el paisaje haya sido totalmente cambiado o residirá sólo en nuestra memoria? Qué sucede cuando el paisaje  pierde su apariencia?
Qué perdemos cuando perdemos el paisaje? “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”(Ortega y Gasset, 1914, p.12)
No será que ante el inminente transcurrir del tiempo el hombre necesite acomodarse, aferrarse y modificar, como una  artimaña en ese intento por perdurar? Por volver tangible, apariencia visible, acaso, el paso por esta tierra?

Quizás ese cambio externo, casi urgente del hombre sobre su entorno  sea reflejo de su cambio interior. Ese caos, estropicio o catástrofe que provoca directa o indirectamente el hombre social, es reflejo de su caos íntimo, personal.

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